El imán Ali al-Hadi (también conocido como Ali al-Naqi) fue el décimo de los Doce imanes en el Islam chiíta y el hijo del noveno imán, Muhammad al-Taqi. Nació en el año 828 d. C. y vivió durante el siglo IX. Era conocido por su conocimiento y piedad, y era respetado tanto por los chiítas como por los sunitas de su tiempo.
Fue un destacado teólogo y jurista, y muchos de sus sermones, cartas y dichos han sido registrados y transmitidos de generación en generación. Algunas de sus obras, como «Kitab al-Sahifa» (El Libro del Pergamino), que es una colección de sus sermones, se han convertido en importantes textos de la teología chiíta.
También fue conocido por su fuerte oposición al gobierno del califato abasí, que controlaba gran parte del mundo musulmán en ese momento. Se negó a jurar lealtad al califa y, como resultado, fue encarcelado varias veces. Murió en 868 dC mientras estaba en prisión en Bagdad.
Fue sucedido por su hijo, el imán Hasan al-Askari, como el undécimo imán de los musulmanes chiítas.